William S. Burroughs (cortesía de "la red") |
"Gracias por el pavo salvaje y las palomas pasajeras, destinadas a convertirse en mierda en las sanas tripas americanas. Gracias por un continente para saquear y envenenar. Gracias por los indios, que proporcionaron un módico peligro y desafío. Gracias por las vastas manadas de bisontes para matar y desollar y dejar pudrir. Gracias por las recompensas por lobos y coyotes. Gracias por un sueño americano para poder vulgarizar y falsificar hasta que la mentira desnuda brille al trasluz. Gracias por el Ku-Klux-Klan, y los sheriffs que hacen una muesca en sus armas por cada negro muerto. Por las decentes y devotas señoras, con sus rostros mezquinos, tensos, amargos, malvados. Gracias por los stickers ‘Mate un maricón en nombre de Cristo’. Gracias por el sida de laboratorio. Gracias por la Ley Seca y la guerra contra las drogas. Gracias por un país donde a nadie lo dejan vivir su propia vida. Gracias por una nación de buchones. Sí, gracias por todos los recuerdos. ¡Está bien, presenten armas! Siempre fueron un dolor de cabeza, y aburridos, además. Gracias por la última y mayor traición del último y más grande de los sueños humanos"
William S. Burroughs
Poco que decir tras leer estas palabras. Poco que argumentar, explicar o añadir.
Burroughs, sí, habita en mí, y es en parte debido a estas apocalípticas, proféticas, molestas, descarnadas, obvias frases que anteceden. Tras la lectura de la Plegaria del día de Acción de Gracias, Burroughs decidió entrar de lleno en mi Hafa y por tanto en la obra que, desde allí, escribí. Como dijera algún egregio emperador: vino, vió, venció.
Sí, venció, lo aseguro, leed Los Cuadernos del Hafa si no me creéis.
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