sábado, 19 de octubre de 2013

repugnancia nacional

Revuelte en los medios oficiales, estos días, por las palabras pronunciadas por el siempre sutil (aunque lo nieguen) Albert Plá, días antes de eyacular uno de sus lúbricos (por lo goloso) recitales, en Gijón (creo, no me sigan al pie de la letra, son altas horas de la mañana y altas cotas de la ingesta alcohólica). Para no andarnos con rodeos, reproduzco parte del discurso del bardo catalán: "A mí siempre me ha dado asco ser español". Le siguieron otras perlas igual o más ingeniosas, que los adalides de la patria unida, una y única no digirieron bien con el garrafón de hierbas y el chupito de insania que procede tras el cocido montañés propio de aquellas tierras. Pero me quedo con esas, que son las que han conllevado la cancelación de su concierto, y la renovada publicidad para las máximas que Plá siempre ha defendido, acordes con la cordura mental en tiempos de todo se arregla con una dosis de toros fútbol y defensa de la ñ.

No hay nada sorpresivo en la actitud del cantante, al contrario, ya digo, sigue los dictados de su independencia moral y mental (más quisieran muchos poder hacer gala de tan funestas virtudes). Lo que reclama la atención de un servidor (y no somos legión, pero no soy el único) es la reacción del "público". De inmediato se ha decidido exiliar la voz de juguete y mimbre de Plá al más abosoluto de los anonimatos, porque a la cárcel, de momento, por hacer uso de la tan cacareada libertad de expresión, no pueden exiliarle (insisto: de momento)

Vengo de una noche de excesos solitarios, masturbaciones comunitarias (a buen entendedor...) y goces efímeros que incluyen el visionado de Crossfire Hurricane, el enésimo documento sobre la vida y milagros de esos  humanos epilépticos de furia y marchitos de aburrimiento que dieron en juntarse bajo el nombre de The Rolling Stones. Resulta que, en una de las secciones Históricas (sí, con mayúscula) en que se divide el documental, asistimos a la fiera reacción de los fans del grupo ante el inminente ingreso en prisión de Keith Richards, acusado por las autoridades de la moral y el hueco por consumo de estupefacientes (así los llaman, yo no tengo la culpa). El caso es que abarrotaron cruces de caminos, transversalidades públicas y incomunicativos medios, de los llamados de comunicación, miles de seguidores de las batallas rítmicas de aquel grupo que hizo historia y continúa empeñado en escribirla, para reclamar la puesta en libertad del libérrimo guitarrista.

Defendían, creo suponer, las multitudes, que el consumo de drogas formaba parte de ese sector de la sociedad que la sociedad se empeñaba en esconder. ¿Qué sería de los Stones sin el alucinante viaje en el jet privado de los alucinógenos? Bien conocemos todos la respuesta, que suena a matemáticas, esto es: = 0

Albert Plá, cortesía de "la red"

Y es hoy que pueblan las redes y los servicios sociales de la soledad y el descrédito (léase "redes sociales") miríadas de voces que se declaran asquedas con una forma de ser y sentirse español que nada añade a la moneda de basura y cinismo que en forma de euro merodea por nuestros comercios y vidas, indignadas por el exabrupto infantil de un cantor que sólo ha pretendido siempre vivir de su libertad de pensamiento (y que, a costa de ella, ha hecho buenos aguinaldos), que la reacción es pusilánime, cuando no funesta. 

Sí, lo de los Stones...es sólo rock and roll...pero, a muchos, nos gusta. Pero...¿y lo de Plá? Creo, también, que se trata sólo de rock and roll, pero no me gusta. Me refiero a las reacciones pugilísticas y contendientes...el rock and roll de Plá mucho me agrada. Y el cantante catalán ha de ver cómo merman sus ingresoso al albur de soflamas imperialistas que aún pretenden reverdecer los viejos laureles de aquella infamia de la que aún, muchos, parecen ser, o declarase, orgullosamente deudores...ya saben, aquel: en España no se pone el Sol. Pero, siento recordárselo: en España, hoy, el Sol de los '70 y las nudistas noruegas ha decidido exiliarse en busca de nuevos territorios. Como los cientos de brillantes estudiantes que no ven el momento de hincar el diente al bocata de sardinas que no hay en Bolivia, por ejemplo.

Para aquellos que teman por el desmembramiento de España y la ausencia de réditos que produce la defensa de un sistema que se perpetúa en rancios amasijos de creencias honorables muy distantes de los dictados depravados del rock and roll...anden calmos, porque aman a España y el amor, ya lo cantaba el mismo Plá, en aquella memorable Carta al Rey Melchor, mueve montañas:

Sería mentirle si digo que tengo respeto por la monarquía,
siempre me he cagado en las dinastías y en las patrias putas, las banderas sucias,
los reinos de mierda y la sangre azul, pero mi majestad,
ahora es el real decreto del corazón, mi majestad,
que me arrastra y hace que reniegue, por amor, mi majestad,
pues la fe mueve montañas y el amor remueve el alma 


El buen personaje de la canción justificaba su amor por la Princesa y hoy, bien lo sabemos, las princesas quieren ser de extrarradio, muy de andar por casa, campechanas y alicatadas de latrocinios patrióticos a mayor gloria del exceso...es sólo rock and roll...pero nos gusta.

1 comentario:

  1. Albert Plá, repudiado por unos y vanagloriado por otros, ha sabido desde hace muchos años hacerse un hueco entre los poderosos corruptos y los jóvenes más libertinos de nuestro país, una mente de la que unos dicen está loco y otros es un genio, después de la mercadotecnia y más allá de lo que uno necesite conseguir, sobre todo si se es artista, habría que escuchar en otros medios a Plá dar su opinión más cruda y certera, que no por eso muchas veces acertada en las formas, ¿pero eso a quién le importa?, la verdad nunca gustó a nadie,sea rico o pobre...

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soy todo oídos...